CAPÍTULO 7 -
La
resurrección de Jesús
La resurrección de Jesús todavía es uno de los milagros que muchos
investigadores encuentran imposible. Muchos piensan que jamás sucedió y que
sólo es una historia elaborada por los discípulos. Sin embargo, si buscamos
evidencia que respalde la resurrección, podemos encontrarla en gran cantidad.
Veremos algunas a continuación:
La tumba vacía. Naturalmente, la primera evidencia es la tumba
vacía, de la que podemos encontrar testimonio unánime en los cuatro Evangelios.
Hasta los enemigos de Jesús la admitieron. En otras palabras, la tumba vacía
era un hecho demasiado conocido como para ser cuestionado, pues además de los
discípulos, los judíos y romanos conocían el lugar donde estaba la tumba.
Además, otra pieza de
evidencia muy sólida respaldando la tumba vacía es que los oponentes de Jesús
trataron de sostener que los discípulos robaron Su cuerpo (Mt 28:11-15). Uno
puede preguntarse por qué sostendrían eso si la tumba no hubiera estado vacía
en realidad. Si la tumba no hubiese estado vacía, no habría razón para hacer
esa acusación. Por lo tanto, la única razón lógica detrás de esa suposición es
que la tumba estaba realmente vacía.
El sermón de Pedro. La existencia de la tumba
vacía y el hecho de que era bien conocida también se comprueba con el sermón de
Pedro, cuando habló sobre la resurrección de Jesús (Hch 2:22-36), y cuando unas
3,000 personas se convirtieron a Dios. Esto no puede explicarse de otra manera
excepto que la gente sabía muy bien que la tumba de Jesús estaba vacía. Incluso
un gran número de sacerdotes se convirtieron a la fe (Hch 6:7).
Si la tumba no hubiera estado
vacía, los oponentes podrían reclamar que el sermón sobre la resurrección era
una mentira. No tendrían que haber hecho nada más que sacar el cuerpo de la
tumba y mostrárselo a la gente, y el asunto se hubiera aclarado. Sin embargo,
no pudieron hacer esto, lo que demuestra que no tenían el cuerpo, a pesar de
que habían puesto una guardia frente a la tumba. (Mt.27:62-65).
Los lienzos de lino. Una pieza de evidencia
respaldando la resurrección son los lienzos de lino que envolvían el cuerpo (en
realidad la tumba no estaba totalmente vacía). Los lienzos, junto con las
diferentes hierbas fragantes colocadas entre medio, pesaban unos 50 kilos y
envolvían todo el cuerpo.
Así, cuando los discípulos
vinieron a la tumba, quizás no vieron una tumba vacía, sino los lienzos de lino
que habían sido envueltos alrededor del cuerpo. Encontraron una cápsula de
lino, sin nada adentro. Eso demostraba que el cuerpo había salido. La Biblia
también nos dice que fue una pieza de evidencia tan convincente, que ni bien el
apóstol Juan vio eso, él inmediatamente creyó (Juan 20:3-8).
El gran número de personas que vieron a Cristo comprueba que la
resurrección realmente sucedió. Él apareció al mismo tiempo a más de 500
personas (además de grupos más pequeños), de los cuales Pablo escribió más
tarde: “de los cuales la mayoría viven todavía, pero algunos ya duermen.” (1 Co
15:6). Esto indica que esas personas eran bien conocidas en ese entonces y que
las demás personas habrían podido comprobar los detalles con ellos si hubiese
sido necesario. En cualquier corte, el testimonio dado por más de 500 personas
hubiera sido considerado como una fuerte pieza de evidencia.
La transformación operada en los discípulos, que de cobardes
pasaron a ser valientes testigos, indica que ellos realmente comprobaron la
resurrección de Cristo y su promesa de
enviar el Espíritu Santo. Ese cambio tan grande no puede ser explicado de
ninguna otra forma salvo porque para los discípulos la resurrección de Cristo
fue genuina. En cierto momento ellos estaban detrás de puertas cerradas por
miedo a la gente (Jn 20:29) y Pedro negó a Cristo tres veces (Jn 18:25-27).
Pero, más tarde eran tan valientes como leones, y pusieron sus vidas en peligro
allí en el mismo lugar donde su Señor fuera crucificado (Hch 2:14; 4:13). Todos
ellos, excepto uno, sufrieron muerte de mártires por causa de su Maestro.
El nacimiento de la iglesia cristiana habría sido difícil
de explicar sin considerar la resurrección. Una cosa no puede originarse de la
nada. Sin embargo, el evangelio se difundió a paso veloz en el primer siglo, y
la gente descubrió quién era Jesucristo mediante los cambios en sus propias
vidas, y mediante el testimonio de curaciones milagrosas. Si Jesús hubiera
permanecido en la tumba, y la promesa de la venida del Espíritu Santo no se
hubiera cumplido, esa difusión de la fe no se habría generado. También la vida
cambiada de Pablo, quien primero fue un vehemente opositor del evangelio, es
una convincente pieza de evidencia.
El historiador Josefo se refiere a la
resurrección de Jesús y a otros eventos de su vida. Esto indica que esas cosas
eran de público conocimiento en esa época, puesto que los historiadores judíos
también los mencionan.
El Talmúd menciona por lo menos en tres pasajes eventos
sobrenaturales como la apertura de las puertas del templo y otros ocurridos
durante el tiempo en que Jesús murió y resucitó. El Talmud también informa que
“40 años antes de la destrucción del templo los sacrificios perdieron su
poder” (en otras palabras, cerca del año 30 D.C., fecha generalmente
aceptada para la muerte de Jesús). Todo esto nos indica la muerte y
resurrección de Cristo, lo que nos abrió el camino a Dios.
RAZONES QUE FUERON PRESENTADAS PARA
INTENTAR PROBAR QUE LA RESURRECCIÓN NO SUCEDIÓ. Aunque hay buenas razones
para creer en la resurrección, algunos investigadores de todos modos dicen que
eso no pudo haber sido posible. Ellos justifican su punto de vista con
argumentos como los siguientes, que citamos como ejemplos:
Jesús no estaba realmente muerto. El
primer argumento es que Jesús no estaba realmente muerto, sino tan solo
inconsciente y después revivió.
Pero, si analizamos esta
posibilidad veremos que no es posible, pues los siguientes puntos, por ejemplo,
hablan en contra de ella:
- Varias fuentes históricas se refieren a la
crucificción de Jesús (Josefo, Tácito, Thallus, el Talmud). El historiado
Josefo, por ejemplo, escribió: “Él fue
Cristo. Provocado por nuestros hombres influyentes, Pilato hasta lo condenó a
la muerte en la cruz.” El historiador Cornelio Tácito también escribió: “Se los llama así debido a cierto Cristo, a
quien el procurador Poncio Pilato condenó y clavó en la cruz en el reino de
Tiberio
De ese
modo, realmente podemos dar por hecho que Jesús estaba muerto, porque estas
diferentes fuentes se refieren a ello.
- La muerte de Jesús también fue asegurada por
soldados profesionales judíos y romanos. La costumbre de esa época era que el
Sanedrín enviaba a dos rabinos y dos de sus estudiantes a confirmar la
ejecución de un criminal condenado a muerte. Además, de acuerdo a la ley de
Roma, tenían que estar los verdugos y un así llamado exactor mortis,
“verificador de la muerte”, quien daba un informe exacto de la ejecución. En el
caso de Jesús la muerte fue confirmada cuando le abrieron el costado, y salió
agua y sangre (Juan 19:33,34). Le abrieron el costado después de que Él ya
había sido dado por muerto. La separación del agua y la sangre como suero
sanguíneo es una de las evidencias más claras de que Él realmente estaba
muerto.
- Los amigos cercanos de Jesús pusieron el cuerpo
dentro de una mortaja con diferentes hierbas, porque era una costumbre común de
los judíos (Jn 19:39,40). Por supuesto, ¡primero se aseguraron de que Él
estuviera muerto antes de sepultarlo!
- La idea de que un Jesús maltratado, debilitado y
medio muerto le habría dado la impresión de estar muerto a los discípulos, por
cierto es imposible. Una persona cuyas manos y pies fueron traspasadas,
probablemente no podría mantenerse en pie antes de un mes. En otras palabras,
alguien que casi murió de dolor no podría haber convencido a los discípulos de
ser el Príncipe de Vida y alguien que venció la muerte. A lo sumo habrían
tenido piedad de Jesús.
Sin
embargo, de acuerdo al testimonio de los discípulos, ellos se encontraron con
un nuevo tipo de Jesús que tenía un cuerpo resucitado. El cuerpo era bastante
diferente y eterno, de modo que ya eso les causó una gran impresión en los
discípulos. Esta resurrección, por lo tanto, debe ser claramente distinguida de
la resurrección de Lázaro y los otros que fueron resucitados de entre los
muertos. Ellos volvieron a sus cuerpos viejos, pero Jesús resucitó en
condiciones completamente nuevas. Los demás resucitaron y volvieron a morir,
mientras que la muerte no tiene poder sobre Jesús.
Las mujeres fueron a la tumba equivocada. La segunda explicación para los que creen que la resurrección nunca
sucedió es que las mujeres fueron a la tumba equivocada.
Sin embargo, esta explicación
no es muy buena. En primer lugar, no explica las revelaciones sobre la
resurrección que había acontecido. Incluso es posible que las mujeres se
equivocaran, pero nada explica cómo los discípulos –que fueron a comprobar-
podrían haberse equivocado también. Es muy difícil que haya podido existir un
doble error, y además, el lugar de la tumba era bien conocido, de modo que casi
todos sabían dónde estaba.
El mayor problema con esta
teoría es naturalmente el hecho de que si ellas fueron a la tumba equivocada,
¿por qué los oponentes no trajeron el cuerpo de Jesús para mostrarlo, de manera
que la prédica de la resurrección hubiera sido probada como una mentira.
Ciertamente ellos habrían hecho esto, si hubieran tenido el cuerpo. Sin
embargo, no tenían el cuerpo –lo cual es una fuerte indicación de que la
resurrección sucedió.
¿Pudo haber sido una ilusión? Una explicación para
explicar por qué los discípulos creyeron en la resurrección es que vieron una
ilusión.
Sin embargo, si estudiamos los
siguientes puntos veremos que demuestran completamente que no pudo haber sido
una ilusión o mala interpretación:
- Primero, la tumba estaba vacía y el lugar era
conocido por todos, lo que demuestra que debe haber habido alguna causa anormal
o sobrenatural para que el cuerpo desapareciera de la tumba. Si la resurrección
no fue la causa de la desaparición del cuerpo, entonces ¿cuál fue la causa?
La resurrección tampoco puede haber sido una ilusión porque los
oponentes del evangelio también sabían sobre la tumba. Más aún, la predicación
de Cristo resucitado no habría tenido éxito en Jerusalén, porque la tumba vacía
no hubiera sido algo ampliamente conocido allí.
- El hecho que los discípulos
repetidamente predicaran sobre la resurrección de Cristo demuestra que la
resurrección ocurrió (Hch 2:24; 3:26; 4:33: 17:18; 26:23). Ellos podrían haber
hablado de muchas otras cosas, pero predicaron esto porque lo consideraban
realmente cierto. Si ello no hubiese ocurrido, una buena pregunta es cómo puede
alguien siquiera concebir semejante mentira. No parece posible que ordinarios
pescadores fueran capaces de hablar de algo así, a no ser que ello realmente
pasara.
- Las ilusiones generalmente son
individuales, y dos personas rara vez tienen la misma ilusión. Sin embargo, se
menciona que Cristo apareció a varios grupos de personas incluso a más de 500
personas al mismo tiempo. Este tipo de ilusión masiva no pudo haber sido
posible, porque la gente rara vez “ve el mismo sueño” o experimenta la misma
ilusión.
- Si hubiera sido una ilusión, con el
tiempo seguramente la gente se habría hecho otras ilusiones más. Sin embargo,
en los Evangelios dice que ellas duraron solamente 40 días y entonces cesaron
de repente (Hch 1:3). Luego de ello no se vieron cosas extrañas. Esto por
cierto no habría ocurrido si hubieran sido ilusiones causadas por alguna
enfermedad común.
- Una pieza de evidencia demostrando
que la resurrección realmente sucedió es el nuevo cuerpo de Cristo resucitado.
Él no era un mero espíritu –aunque podía atravesar paredes- sino que la gente
podía tocarlo, palparlo y abrazar sus pies (Mt 28:9 Lc 24:39, Jn 20:27), y
también podía comer pescado (Lc 24:43). Si hubiese sido una ilusión esto no
habría sido posible.
Los discípulos mintieron. Otra alternativa es que los
discípulos inventaron toda la historia de la resurrección y robaron el cuerpo
antes de comenzar a esparcir la mentira.
Sin embargo, hay algunos
problemas mayores con esta teoría, como los siguientes:
- El primer obstáculo habría sido la guardia romana
que había sido destacada ante la tumba. Estos soldados romanos respondían por
el cuidado de la tumba con sus vidas y por eso seguramente no habrían sido
descuidados en su tarea. En su libro Recopilación
Justiniano enumera 18 faltas por las que un guardia debería pagar con su
vida. Entre otras están, por ejemplo, dormir estando en el servicio de guardia
o abandonarla sin permiso.
- La segunda razón para dudar de esta
teoría son las personas de los discípulos. En base a lo que sabemos de ellos,
no estaban de acuerdo con robar ni mentir de ninguna manera. Habría estado en
contra de sus enseñanzas éticas. ¿Por qué habrían predicado la resurrección tan
poderosamente, si hubieran sabido que Jesús estaba muerto? Y también, ¿de dónde
tendrían la energía para actuar de acuerdo a sus roles hasta sus muertes? Este
tipo de “teoría conspiradora” y una mentira involucrando a cientos de personas
juntas con toda seguridad habría sido descubierta y revelada tarde o temprano,
y habría sido difícil guardarla en secreto.
- La tercera razón naturalmente es qué
beneficios habrían obtenido los discípulos de una mentira, si la resurrección
no fuera verdad. Los hechos demuestran que casi todos ellos fueron torturados y
sufrieron muerte de martirio a causa de estos eventos. Por supuesto que la
gente puede morir por lo que consideran la verdad, pero difícilmente alguien
muera por una mentira consciente, de la cual de todos modos no se beneficia de
ninguna manera. Las personas mienten solamente en beneficio propio, o para
evitar algo inconfortable. Con los discípulos por lo menos ese no era el caso,
porque ellos solamente sufrieron a raíz de lo que había sucedido.
La conclusion que se puede extraer de lo arriba dicho es que la
resurrección realmente sucedió. La evidencia para sostener eso es fuerte y
suficiente como para que creamos. Podemos creerlo tal como creemos en otras
cosas que los Evangelios nos relatan acerca de Jesús.
Sin embargo, la importancia de
la resurrección de Jesús no está limitada solamente a Él. Porque Él vivió una
vida santa, pura y perfecta en nuestro lugar, ahora nosotros también tenemos la
posibilidad de recibir un cuerpo resucitado glorificado y perfecto. Para
recibirlo, primero debemos ser salvos por Dios.
Pablo, por ejemplo, escribió con respecto a esto:
- (1 Cr 15:20,42,43,53) Mas ahora Cristo ha resucitado de los
muertos; primicias de los que durmieron es hecho.
42 Así también es la resurrección de
los muertos. Se siembra en corrupción, resucitará
en incorrupción.
43 Se siembra en deshonra, resucitará en gloria; se siembra en debilidad,
resucitará en poder.
53 Porque es necesario que esto
corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.